viernes, 30 de abril de 2010

Día del niño...

Parece ser un 30 de abril normal, hasta cierto punto, y digo normal porque hoy los niños podrán festejar su día como debe de ser y no como el año "celebrando" dentro de sus casas por miedo a una epidemia que nos azotaba.

Pero hoy quisiera que fuera 30 de abril de hace 25 años atras o más si fuera posible, para no tener mayor responsabilidad que jugar y contar con la inocencia de aquel niño que buscaba figuras entre las nubes del cielo azul o amarrarse una sábana al cuello y volar como su superheroe así como tener la creatividad para decorar con mis crayones esa enorme pared que hay en la sala.

Volver a tener la valentía para correr las 500 millas de Indianapolis dentro de esa caja de cartón que funcionaba tanto como coche F1, cueva o nave espacial.

Desearía tener la seguiridad que tenía para patear el balón con tanta fuerza y anotar ese gol que me convertiría en campeón mundial de football y tener la libertad de festejar brincando en los charcos que dejaba la lluvia hasta quedar complétamente empapado para que al regresar a casa mamá o papá me reciban arropándome evitando que enferme y que curaran los raspones de mis rodillas con un beso y un curita.

Quisiera caer rendido después de un día lleno de juegos y risas y que si el insomnio me invadía un cuento me arrullara con la tranquilidad y la esperanza de que el siguiente día sería mejor.

Vivir de nuevo la experiencia y de asombrarme del arcoiris que repentpinamente aparece e investigar en donde viven las ranas que aparecían en mi jardín...pero hoy...hoy sólo me queda volver a mi vida de adulto o mejor hacer creer que tengo una vida de adulto.

Feliz día del niño y felicidades a aquellos que no han perdido esa cualidad y que sólo viven dentro de un traje de adulto.

martes, 27 de abril de 2010

El diseñador gráfico...

Hoy se celebra el día del diseñador, 27 de abril, la verdad es que poca gente lo sabe, inclusive colegas lo ignoran, pero no pasa nada, es un día como cualquier otro, osea que todos aquellos que reniegan, no, no es una fecha comercial, ni comidas. Pero la verdad es que me he divertido mucho hoy recordando y compartiendo todas aquellas aventuras que pasé durante la universidad e inclusive ahora ya como profesionista...

Recuerdo aquella novatada en que entró aquel maestro se presento expulsando a dos compañeros (que más tarde supimos que eran de dos cuatrimestres arriba) y pidiendo una lista enorme de material que nuestros bolsillos no soportaban y que nuestros padres no estaban dispuestos a comprar, aparte de que eran cosas imposibles de conseguir... una caja de puntos de fuga jaaa... (hubo quien si tuvo el valor de intentar comprarlos).

O aquella ocasión en que una compañera termino intoxicada de tanto aspirar cigarro, solventes y tintas que se mezclaban en el taller de serigrafía, fotografía y aerografía...era una cámara de gases ese laboratorio... obvio que el momento que estuvo de viaje fue muy divertido; tan divertido como esas reuniones nocturnas (sin importar el día) en casa para hacer tareas, cabe aclarar que mi casa era una de las más cercanas a la universidad y en ocasiones no era necesario que yo estuviera para que compañeros llegaran a ella a comer, cuando mis papás me mandaron a la universidad no perdieron un hijo ¡ganaron 12 más y bastante tragones! Reuniones que podrían durar semanas enteras sobreviviendo de gorditas, frituras, pastelillos, aspirinas, café y refresco.

También hubo momentos difíciles como el pasar tu cumpleaños sin que nadie se haya enterado porque todos estaban preocupados por el examen del siguiente día mientras toda tu familia se iba de vacaciones...si muchos harán la ecuación:
(estudiante)+(casa)-(papás)+(7 días)= fiesta
¡Pues nooooo! era estar toda la semana preparando carteles, ilustraciones, trabajos de investigación, más las tareas que se acumularan en la semana y las pocas horas libres que quedaban era para dormir un rato, bañarnos e irnos a la escuela. Habra quien recuerde esa noche en que yo, mientras pintaba un cartel, dormitaba de pie... mi mano daba brochazos por inercia o aquella amiga que se soltaba a llorar porque no la dejábamos dormir.

El colmo era cuando ya no había música que escuchar y recurriamos a la música de banda o rancheras para mantenernos despiertos y si de casualidad nos rendiamos ante Morfeo, el Himno Nacional de las 6 de la mañana nos catapultaba para seguir trabajando. Obvio que las vacaciones no existían, eran semanas de invernar, lo único que uno deseaba era dormir los días en los que no había clase.

Y si, existían momentos de ocio en los que a altas horas de la madrugada bailabamos el YMCA o se debatía que pegamento era el de mejor sabor IRIS , 5000 o Spray Mount.

Cabe aclarar que las mayores desgracias sucedían en la útima semana de cuatrimestre, examenes finales; como aquella ocasión en que a las 8 de la noche yo me cercenaba el dedo indice mientras cortaba el papel para unos carteles. Antes de pensar en ir al hospital a que me pegaran el dedo mi preocupación radicaba en no manchar los papeles de sangre por que a esa hora era imposible ya conseguir el material que tenía que presentar a la mañana siguiente.

Y detalles como esos puedo enumerar cantidades, no recuerdo exactamente cuantos iniciamos esta carrera loca por un título universitario, no todos llegamos al final, en el camino quedaron varios por distintas circunstancias, pero a todos aquellos que mucho o poco fueron partícipes de esa etapa, algunos ya casados, otros divorciados, con bebés , unos más pelones y panzones que otros y a los que he perdido contacto total, les agradezco por haber sido cómplices de esos momentos que llevo en el corazón.



lunes, 12 de abril de 2010

El boulevard de los sueños rotos...

Esta mañana desperté con cierto fastidio, sabía que era lunes y que mi tan anhelado fin de semana había pasado de largo como larga es la víspera del próximo, volver a la rutina y enfrentar todo lo que conlleva. Enciendo la televisión y veo como el asesinato de una niña toma tintes políticos haciendo de la tragedia una novela barata, cambio de canal y estan las escenas de un borracho que se mata al volcar su camioneta, el Vaticano intentando distraer la atención a los señalamientos de corrupción y pederastia con el perdón a los Beatles por declaraciones que hicieron hace 40 años, una madre que exije una explicación por el hecho de que miembros del ejercito le hayan matado a dos de sus hijos (niños)... ¡basta! decido apagar la televisión y mejor preparo un café mientras escucho a Sabina y me preparo para enfrentar al loco mundo que me toca vivir día a día.

Los pronósticos se cumplieron, fué un día pesadísimo, muchos dirán que yo me predispuse, no se si sirva de consuelo pero conforme avanzaba el día notaba que no era el único que estaba padeciendo el día.

Llego a casa y me sorprende una declaración de Sabina en la conferencia de prensa que brinda por su llegada a México siendo fuertemente criticado por haber dicho que el Presidente se mostro ingenuo en su lucha contra el narcotráfico, comentario que no basto mucho tiempo para ser criticado, juzgado con comentarios como: "Palabras de un gran grifo" o "hablamos de un drogadicto..." (cabe mencionar que el que hizo el comentario se enrolla en la bandera de la Unión... vaya espíritu de unidad... la doble moral ante todo)en eso se ha convertido esta sociedad... hipocrecía, envidia, corrupción, etc.

Yo no sé si Sabina tenga o no tenga la razón pero lo que si sé es que hoy caminamos por el Boulevard de los Sueños Rotos.



jueves, 1 de abril de 2010

La Santa Semana...

No tengo registrada exáctamente la fecha en que conocí el mar, pero puedo casi asegurar que fué por estas fechas, tendría unos 7 u 8 años, la Semana Santa la aprovechaba para ir a Puebla a visitar a mi abuela y ella igual contaba los días para recibirme durante esos quince días que tenía de vacaciones.

Un día estando en casa de mis abuelos mis papás se levantaron y dijeron vámonos, era de madrugada cuando tomamos camino y estar llegando junto los rayos del sol a Orizaba, lugar donde trabajaba mi abuelo, desayunamos en un mercado, mercado del cual me llevé como recuerdo una lengua escaldada por un champurrado hirviente que tomé.

Ya desayunados y con los abuelos juntos seguimos nuestro camino hacía el oriente... arrullado por el camino y los paisajes de mango y platano, caigo rendido.

Mientras cruzabamos un puente mi mamá me grita: ¡Ahí esta! grito que me catapulta y tallándome los ojos logro verlo, era el mar, estabamos en el puerto de Veracruz y yo estaba mudo y ansioso por bajar del auto y sentir el golpe de las olas del mar, pero antes teniamos que hacer una escala.

El recuerdo que tengo es que habiamos llegado a una gran fiesta, no sabía de que se trataba, era un gran salón donde la había gente bailando con sus trajes típicos, el sonido de las arpas me hipnotizaban, así como la destreza de las damas y niñas que bailaban con un vaso de agua en la cabeza mientras yo comía un pescado, pescado que hasta hace unos años que deje de ir no perdonaba en cada visita.

Una vez comidos reanudabamos nuestro camino, mis papás se reían de mi al momento que yo les decía que me costaba trabajo respirar, el calor y la humedad del lugar era algo desconocido para mi y terminaba por sofocarme.

Mas tardamos en instalarnos en el hotel que lo que ya estabamos listos mi abuela y yo para ir a la playa. Recuerdo que me tomo de la mano y nos metimos hasta que le llego el agua a las rodillas para que después llegara mi papá a cargarme e ir más adentro, el agua era fría y muy salada, pero sólo me dedicaba a disfrutar del momento mientras mi mamá nos tomaba fotos del momento, fué algo bello, como bello era tomarse un raspado de tamarindo mientras veía los aviones de unicel volando por el cielo perfumado por el aroma del café y que engalanaban los cadetes de la armada que caminaban por el malecón con ese impecable traje blanco, a los cuales su andar era marcado por el compás del danzon de aquellos viejos bailaban enfundados en sus guayaberas mientras que otros solo los contemplaban fumando su puro con esencia de vainilla esperando el momento de partir la pista. Era una bomba de colores, sabores y sonidos que me impactaban y marcaban a mi corta edad.

Los años pasaban y la historia se repetía año con año, no importaba que hubiera norte, nosotros lo disfrutabamos igual hasta que mi abuela fallecio. Días antes de su muerte en un momento de demencia se dirigía hacía mi diciendo: Doctor, tengo hambre, como me gustaría tomarme un café y comer unas picaditas... ella quería regresar.

Hoy sólo tengo recuerdos, pero prometo llevar a mi abuela de vuelta, en pensamiento y alma, para que volvamos a sentir el golpe de las olas del mar como aquella primera vez, bailar un danzón y tomarnos un café de la Parroquía.

Hoy digo como aquel trovador... "Veracruz tierra querida ¿por qué no he nacido ahí? ¿por qué será que la vida siempre me alejo de ti?"