viernes, 30 de abril de 2010

Día del niño...

Parece ser un 30 de abril normal, hasta cierto punto, y digo normal porque hoy los niños podrán festejar su día como debe de ser y no como el año "celebrando" dentro de sus casas por miedo a una epidemia que nos azotaba.

Pero hoy quisiera que fuera 30 de abril de hace 25 años atras o más si fuera posible, para no tener mayor responsabilidad que jugar y contar con la inocencia de aquel niño que buscaba figuras entre las nubes del cielo azul o amarrarse una sábana al cuello y volar como su superheroe así como tener la creatividad para decorar con mis crayones esa enorme pared que hay en la sala.

Volver a tener la valentía para correr las 500 millas de Indianapolis dentro de esa caja de cartón que funcionaba tanto como coche F1, cueva o nave espacial.

Desearía tener la seguiridad que tenía para patear el balón con tanta fuerza y anotar ese gol que me convertiría en campeón mundial de football y tener la libertad de festejar brincando en los charcos que dejaba la lluvia hasta quedar complétamente empapado para que al regresar a casa mamá o papá me reciban arropándome evitando que enferme y que curaran los raspones de mis rodillas con un beso y un curita.

Quisiera caer rendido después de un día lleno de juegos y risas y que si el insomnio me invadía un cuento me arrullara con la tranquilidad y la esperanza de que el siguiente día sería mejor.

Vivir de nuevo la experiencia y de asombrarme del arcoiris que repentpinamente aparece e investigar en donde viven las ranas que aparecían en mi jardín...pero hoy...hoy sólo me queda volver a mi vida de adulto o mejor hacer creer que tengo una vida de adulto.

Feliz día del niño y felicidades a aquellos que no han perdido esa cualidad y que sólo viven dentro de un traje de adulto.

martes, 27 de abril de 2010

El diseñador gráfico...

Hoy se celebra el día del diseñador, 27 de abril, la verdad es que poca gente lo sabe, inclusive colegas lo ignoran, pero no pasa nada, es un día como cualquier otro, osea que todos aquellos que reniegan, no, no es una fecha comercial, ni comidas. Pero la verdad es que me he divertido mucho hoy recordando y compartiendo todas aquellas aventuras que pasé durante la universidad e inclusive ahora ya como profesionista...

Recuerdo aquella novatada en que entró aquel maestro se presento expulsando a dos compañeros (que más tarde supimos que eran de dos cuatrimestres arriba) y pidiendo una lista enorme de material que nuestros bolsillos no soportaban y que nuestros padres no estaban dispuestos a comprar, aparte de que eran cosas imposibles de conseguir... una caja de puntos de fuga jaaa... (hubo quien si tuvo el valor de intentar comprarlos).

O aquella ocasión en que una compañera termino intoxicada de tanto aspirar cigarro, solventes y tintas que se mezclaban en el taller de serigrafía, fotografía y aerografía...era una cámara de gases ese laboratorio... obvio que el momento que estuvo de viaje fue muy divertido; tan divertido como esas reuniones nocturnas (sin importar el día) en casa para hacer tareas, cabe aclarar que mi casa era una de las más cercanas a la universidad y en ocasiones no era necesario que yo estuviera para que compañeros llegaran a ella a comer, cuando mis papás me mandaron a la universidad no perdieron un hijo ¡ganaron 12 más y bastante tragones! Reuniones que podrían durar semanas enteras sobreviviendo de gorditas, frituras, pastelillos, aspirinas, café y refresco.

También hubo momentos difíciles como el pasar tu cumpleaños sin que nadie se haya enterado porque todos estaban preocupados por el examen del siguiente día mientras toda tu familia se iba de vacaciones...si muchos harán la ecuación:
(estudiante)+(casa)-(papás)+(7 días)= fiesta
¡Pues nooooo! era estar toda la semana preparando carteles, ilustraciones, trabajos de investigación, más las tareas que se acumularan en la semana y las pocas horas libres que quedaban era para dormir un rato, bañarnos e irnos a la escuela. Habra quien recuerde esa noche en que yo, mientras pintaba un cartel, dormitaba de pie... mi mano daba brochazos por inercia o aquella amiga que se soltaba a llorar porque no la dejábamos dormir.

El colmo era cuando ya no había música que escuchar y recurriamos a la música de banda o rancheras para mantenernos despiertos y si de casualidad nos rendiamos ante Morfeo, el Himno Nacional de las 6 de la mañana nos catapultaba para seguir trabajando. Obvio que las vacaciones no existían, eran semanas de invernar, lo único que uno deseaba era dormir los días en los que no había clase.

Y si, existían momentos de ocio en los que a altas horas de la madrugada bailabamos el YMCA o se debatía que pegamento era el de mejor sabor IRIS , 5000 o Spray Mount.

Cabe aclarar que las mayores desgracias sucedían en la útima semana de cuatrimestre, examenes finales; como aquella ocasión en que a las 8 de la noche yo me cercenaba el dedo indice mientras cortaba el papel para unos carteles. Antes de pensar en ir al hospital a que me pegaran el dedo mi preocupación radicaba en no manchar los papeles de sangre por que a esa hora era imposible ya conseguir el material que tenía que presentar a la mañana siguiente.

Y detalles como esos puedo enumerar cantidades, no recuerdo exactamente cuantos iniciamos esta carrera loca por un título universitario, no todos llegamos al final, en el camino quedaron varios por distintas circunstancias, pero a todos aquellos que mucho o poco fueron partícipes de esa etapa, algunos ya casados, otros divorciados, con bebés , unos más pelones y panzones que otros y a los que he perdido contacto total, les agradezco por haber sido cómplices de esos momentos que llevo en el corazón.



lunes, 12 de abril de 2010

El boulevard de los sueños rotos...

Esta mañana desperté con cierto fastidio, sabía que era lunes y que mi tan anhelado fin de semana había pasado de largo como larga es la víspera del próximo, volver a la rutina y enfrentar todo lo que conlleva. Enciendo la televisión y veo como el asesinato de una niña toma tintes políticos haciendo de la tragedia una novela barata, cambio de canal y estan las escenas de un borracho que se mata al volcar su camioneta, el Vaticano intentando distraer la atención a los señalamientos de corrupción y pederastia con el perdón a los Beatles por declaraciones que hicieron hace 40 años, una madre que exije una explicación por el hecho de que miembros del ejercito le hayan matado a dos de sus hijos (niños)... ¡basta! decido apagar la televisión y mejor preparo un café mientras escucho a Sabina y me preparo para enfrentar al loco mundo que me toca vivir día a día.

Los pronósticos se cumplieron, fué un día pesadísimo, muchos dirán que yo me predispuse, no se si sirva de consuelo pero conforme avanzaba el día notaba que no era el único que estaba padeciendo el día.

Llego a casa y me sorprende una declaración de Sabina en la conferencia de prensa que brinda por su llegada a México siendo fuertemente criticado por haber dicho que el Presidente se mostro ingenuo en su lucha contra el narcotráfico, comentario que no basto mucho tiempo para ser criticado, juzgado con comentarios como: "Palabras de un gran grifo" o "hablamos de un drogadicto..." (cabe mencionar que el que hizo el comentario se enrolla en la bandera de la Unión... vaya espíritu de unidad... la doble moral ante todo)en eso se ha convertido esta sociedad... hipocrecía, envidia, corrupción, etc.

Yo no sé si Sabina tenga o no tenga la razón pero lo que si sé es que hoy caminamos por el Boulevard de los Sueños Rotos.



jueves, 1 de abril de 2010

La Santa Semana...

No tengo registrada exáctamente la fecha en que conocí el mar, pero puedo casi asegurar que fué por estas fechas, tendría unos 7 u 8 años, la Semana Santa la aprovechaba para ir a Puebla a visitar a mi abuela y ella igual contaba los días para recibirme durante esos quince días que tenía de vacaciones.

Un día estando en casa de mis abuelos mis papás se levantaron y dijeron vámonos, era de madrugada cuando tomamos camino y estar llegando junto los rayos del sol a Orizaba, lugar donde trabajaba mi abuelo, desayunamos en un mercado, mercado del cual me llevé como recuerdo una lengua escaldada por un champurrado hirviente que tomé.

Ya desayunados y con los abuelos juntos seguimos nuestro camino hacía el oriente... arrullado por el camino y los paisajes de mango y platano, caigo rendido.

Mientras cruzabamos un puente mi mamá me grita: ¡Ahí esta! grito que me catapulta y tallándome los ojos logro verlo, era el mar, estabamos en el puerto de Veracruz y yo estaba mudo y ansioso por bajar del auto y sentir el golpe de las olas del mar, pero antes teniamos que hacer una escala.

El recuerdo que tengo es que habiamos llegado a una gran fiesta, no sabía de que se trataba, era un gran salón donde la había gente bailando con sus trajes típicos, el sonido de las arpas me hipnotizaban, así como la destreza de las damas y niñas que bailaban con un vaso de agua en la cabeza mientras yo comía un pescado, pescado que hasta hace unos años que deje de ir no perdonaba en cada visita.

Una vez comidos reanudabamos nuestro camino, mis papás se reían de mi al momento que yo les decía que me costaba trabajo respirar, el calor y la humedad del lugar era algo desconocido para mi y terminaba por sofocarme.

Mas tardamos en instalarnos en el hotel que lo que ya estabamos listos mi abuela y yo para ir a la playa. Recuerdo que me tomo de la mano y nos metimos hasta que le llego el agua a las rodillas para que después llegara mi papá a cargarme e ir más adentro, el agua era fría y muy salada, pero sólo me dedicaba a disfrutar del momento mientras mi mamá nos tomaba fotos del momento, fué algo bello, como bello era tomarse un raspado de tamarindo mientras veía los aviones de unicel volando por el cielo perfumado por el aroma del café y que engalanaban los cadetes de la armada que caminaban por el malecón con ese impecable traje blanco, a los cuales su andar era marcado por el compás del danzon de aquellos viejos bailaban enfundados en sus guayaberas mientras que otros solo los contemplaban fumando su puro con esencia de vainilla esperando el momento de partir la pista. Era una bomba de colores, sabores y sonidos que me impactaban y marcaban a mi corta edad.

Los años pasaban y la historia se repetía año con año, no importaba que hubiera norte, nosotros lo disfrutabamos igual hasta que mi abuela fallecio. Días antes de su muerte en un momento de demencia se dirigía hacía mi diciendo: Doctor, tengo hambre, como me gustaría tomarme un café y comer unas picaditas... ella quería regresar.

Hoy sólo tengo recuerdos, pero prometo llevar a mi abuela de vuelta, en pensamiento y alma, para que volvamos a sentir el golpe de las olas del mar como aquella primera vez, bailar un danzón y tomarnos un café de la Parroquía.

Hoy digo como aquel trovador... "Veracruz tierra querida ¿por qué no he nacido ahí? ¿por qué será que la vida siempre me alejo de ti?"



martes, 30 de marzo de 2010

La letra con sangre entra...

Hoy curiosamente me levanté pensando en los maestros que tuve durante mi época de estudiante, de algunos tengo gratos recuerdos y de otros que no dejaron una huella a la que llememos positiva.

Antes hay que ubicarnos en tiempo y lugar, el kinder fué todo alegría, era una escuela del INBA, donde se preocupaban más por la formación artística que la intelectual llega la primaria y soy inscrito a un colegio bilingüe y de lo poco que recuerdo es que el trato era muy humano pero a los 8 años mis papás deciden que nos mudamos de colonia y por lo tanto escuela nueva, todo un drama por dejar a mis amigos y compañeros que había hecho a mi corta edad. Mis padres preocupados por mi buena educación (cosa que no reclamo) logran encontrar un instituto dirigido por Benedictinos (sacerdotes), creyendo en que era lo mejor.

Mi primer obstáculo fué el luchar contra mi escritura, yo escritura era Script, si esa que tenían los abuelos donde una letra se une con la otra, escritura que mis profesores no entendían obligándome a escribir con letra de molde, era como volver a aprender a escribir para mi gracias a la ignorancia de esta gente, pero situación que con un buen librito de caligrafía y un poco de empeño logré superar.

Dejar de ser niño, bastante tenía yo con tener que cambiar de escuela y perder a todos mis amigos como para todavía agregarme más horas de estudio, acostumbrado a salir a la 1:30 de la tarde aquí salía a las 3:20, casi dos horas más tarde, dos horas menos de televisión , dos horas menos de juego, dos horas más para irme a comer sin olvidar que la prioridad número uno en ese momento había cambiado de nombre y se llamaba escuela y el poco tiempo que me quedaba libre se me iba en hacer tareas infinitas y cargar con dos mochilas repletas de libros que nos obligaban a llevar los fines de semana para hacer tarea.

Supero el tercero y cuarto año pero llega el trágico quinto año de primaria que me encuentro con mi primer profe (hombre), su nombre: Carlos, persona que se sentía galan de feria y que desde un inicio no fuí de su agrado y no perdía oportunidad para deshacerse de mi y mandarme a la prefectura durante sus horas de clase; claro si algo le tengo que agradecer es el entrenamiento tipo Karate Kid que me dío para aprender la técnica de esquivar borradores y trozos de tiza con los que me atacaba y que como buen alumno aprendí a capturarlos en el aire y con el mismo impulso poderle regresar, cosa que me costo la expulsión temporal hasta que mis papás fueran a pedirle perdón, cosa que nunca sucedio pues no tuvo el valor a decir que mi reacción fué en defensa propia.

Pero la cosa no quedaba ahí, como toda escuela con principios religiosos existía la clase de "Formación Humana" mejor conocida como "Moral" clase que era impartida por una monja que tenía como política que el que estornudara se tenía que retirar del salón de clases, ¡vaya criterio!, debo confesar que en un par de ocasiones el estornudo era intencional pero la gran mayoría de las ocasiones era por la cantidad de polvo que se metía al salón de clases proveniente de los enormes campos (por llamarles de alguna forma) de futbol que teníamos enfrente y en los cuales los remolinos de arena era algo cotidiano y por consiguiente de lo más normal el estornudar.

Logrando pasar el curso escolar llego el sexto año... ¡ya era de los grandes de la escuela! pero todo el año fué una lucha constante para obtener esa gran hoja verde ,"El Certificado", que me daría el pase automático a la secundaría de la misma institución y que finálmente con mucho trabajo logré conseguir. Mis padres orgullosos de su cachorro pues había conseguido el tan anhelado pase a una secundaria que se decía muy exclusiva, lo que no sabiamos es que venía el año, a mi consideración, más amargo de mi vida estudiantil.

Mis anhelos era llegar a ser futbolista o médico veterinario y cuando me entero que había sido aceptado para la selección representativa de la escuela y que iba a llevar un laboratorio de biología el sacrificio valía la pena, eso creía...

La selección de ese año fué la peor de la historia ganando sólo un partido en todo el torneo, como olvidar ese triunfo...era el último partido y le ganamos al Instituto Mier y Pesado por un contundente 2-1, sobra decir que lo festejamos como si hubieramos ganado la Copa del Mundo.
Pero volviendo a la escuela, el profesor de biología, el cual impartía la clase que tanto me entusiasmaba, terminaba de tajo con mis esperanzas cuando el primer día de clase me señalo diciendo: De mi cuenta corre que no llegues al segundo año... amenaza que cumplío, entonces denle las gracias a aquel Profesor Rebolledo el que no haya un veterinario atendiendo a sus mascotas el cual mes tras mes se encargo de reprobarme, pero que mi ingenuo orgullo me hacía callar tal amenaza...gracias Profe...

Las matemáticas nunca han sido mi fuerte y menos en aquella época en que sólo deseaba patear un balón pero eran necesarias, así como necesario era cargar ese enorme libro de algebra con un viejo barbón en la portada, el mismísimo libro Baldor que era necesario para que aquel viejo Profesor Lara guardara las moscas que reboloteaban en los vidrios del salón y que se pasaba matando durante la clase; de por sí era complicado hacer operaciones algebraicas, ahora con moscas impresas en las páginas peor, una pata de mosca bien podría cambiarte un signo de menos (-) por uno de mas (+). El mismo Lara era aquel hombre enfermo que veía números por todos lados y que no se había enterado que nuestros padres seguramente tuvieron discusiones para darnos un nombre y que el lo sintetizaba por el número de lista, como olvidar ese grito chillón que provenía de su constipada nariz de: treinta y uno , salgase por favor (en el mejor de los casos) , por que el peor castigo era irse al rincón donde había un closet, closet donde se encontraba un frasco de vic vapo-rub y que cuando disponía a embarrarse esa cosa en su nariz abria la puerta con la precaución de golpearte, si.. esa era su intención, acomodarte las ideas a golpe de puertas de locker y todavía aguantar el apeste y ardor de ojos que te quedaba por la cantidad industrial de mentol que usaba y quedaba en el ambiente. Pero no todo es drama, este profesor no dejaba tareas...excepto a mi... obvio, era el 31 , el que se la pasaba castigado en el rincón mentolado ¡era un mal alumno! pero tarea uno, no entregada, tarea dos... no entregada , y tarea tres ... si, ya saben, tampoco la entregue y sabá la consecuencia ante tremenda falta.

Lunes era el día en que todos lo esperabamos, si a ese hombre enorme y espigado y no precisamente con emoción, al contrario, era como un jinete del apocalipsis que sólo traía malas noticias... todos lo conociamos como Chester (ver aquella serie de vaqueros llamada Bonanza y entenderán el por que del mote), era el Prefecto Hector, el cual su caminar se podía reconocer desde el fondo del pasillo y que cuando entraba sabiamos a la perfección su estado de humor, se sentaba en la silla quitando al profesor en turno y revisaba las listas que traía en mano, yo sólo agachaba la mirada, cerrando los ojos y rogando que no hubieran pasado ese último reporte y que estallaba con dos palabras, una de ellas era mi apellido y la segunda "estudio" y que en conjunto significaban lo peor para mi, quedarme de 4 a 6 de la tarde en la escuela y que el único justificante que nos amparaba para faltar y que no se duplicara el castigo era nuestra esquela impresa en un periódico. No, no tenía derecho a reclamar o protestar, ellos tenían la razón - pausa, sigo en la escuela católica- por que en caso de hacerlo seguramente sería aturdido por sus gritos, entonces por salud de nuestro sentido del oido y equilibrio nos quedabamos callados y con el castigo.

Los demás profesores ya eran pan comido, el reprobar con "la Cívica" (nunca supe su nombre, nunca se presentó) no era cosa a destacar, destacar era alcanzar un 6 de calificación cuando sus examenes eran sólo cinco preguntas abiertas y que las evaluaba con: 1/3 , 2/8 , 1/2 el colmo fué cuando me califico con 1/17 de respuesta correcta, dándome a notar que no eran muy serios sus criterios.

Música con el Cri-Cri (profesor Jesus) también no requería mucho esfuerzo, obvio que nunca ibamos a saber donde iban los trombones en la orquesta que toco por primera vez la novena sinfonía de Beethoven, quizá él fué testigo presencial del hecho y lo sabía , pero nosotros eramos muy jovenes.

Finalmente se conjuntaron los profesores y conmovidos con mi esfuerzo y aguante me premiaron al expulsarme de ese colegio y obligándome a repetir el año escolar. Pero no había motivo para estar triste, les dí el pretexto perfecto a mis papás para que me cambiaran de escuela y se ahorraran unos pesos en colegiatura.

Los siguientes años escolares fueron un paseo en el parque, claro que hubo quien intentó opacar esos años pero no lo consiguieron, como esa Maestra de literatura en la preparatoria que nos corría del salón cada que alguien expresaba la frase, por cierto muy común, de "¡Me lleva el tren!" claro, nos hubieramos ahorrado muchos disgustos si hubieramos sido informados que la profesora había perdido a su familia en un accidente de tren... lo siento, no era nuestra intención. O aquel profesor de Cálculo Mercantil que todo el año se la paso reprobándome pero que antes de mandarme a examen extraordinario se acerco y me pregunto: ¿qué carrera piensas estudiar? a lo cual conteste ¡Diseño Gráfico! y dándose cuenta de lo duro que era para todo aquello que tuviera números de por medio contestó: No voy a ser yo quien te fastidie la vida y menos por algo que nunca vas a aplicar en tu vida profesional, debes ser mucho mejor tomando unos lápices de colores, toma una C (calificación mínima necesaria para aprobar) y disfruta de tu vida universitaria... Gracias

Pero bueno, creo que todo mundo tiene historias y ejemplos como estos en mayor o menor grado y por ello decidí escribir este post dedicados a ellos y agradecerles lo mucho o poco que hicieron por mi. A todos aquellos que se detuvieron a darme una asesoría o consejo, simplemente gracias por que gracias a ellos soy lo que soy como profesionista y persona y a aquellos que me sobreestimaron y se detuvieron, perdiendo su tiempo, para hacerme la vida de cuadritos e intentar cortar con esperanzas y sueños les digo desde lo más profundo de mi corazón ¡CHINGUEN A SU MADRE!


lunes, 29 de marzo de 2010

El loco que señalo con su dedo la luna...

El otro día veía un documental donde Fito Paez le decía a Sabina (Joaquín) "...pero si tú y yo estamos hechos de desequilibrios..." dejándome pensando en esa frase y ¡es cierto! quizá algunos den a notar más esos desequilibrios que otros o los demostramos de distintas formas y que nos distingue de los demás haciendonos únicos en esencia, algunos tocando un instrumento, otros dibujando, escribiendo, parándose atras de una cámara y capturando momentos o historias de su mundo, yo no sé hay infinidad de ejemplos.

Todo esto viene porque hoy me toco presenciar algo de llamar la atención, cerca de la oficina, hay una señora que vive en un edificio de departamentos acompañada de siete u ocho compañeros, compañeros a los que diariamente procura sacandolos 2 veces a caminar al parque, dándoles su alimento y atendiendolos cuando ellos estan enfermos; siete u ocho perros que la acompañan , muchos diran ¡qué locura! o quiza expresiones más ofensivas como las que hoy escuche en el momento en que ella les quitaba las correas y en el momento de ver otros perros jugando en el parque estos se fueron a buscarlos mientras ella les gritaba por su nombre... la gente la miraba con asombro y desprecio, emitiendo juicios entre ellos mismos de manera cobarde y burlandose. La verdad fué una situación que me incomodo demasiado, sus vecinos la detestan pero me pregunto: ¿Alguien se acerco a brindarle ayuda para alcanzar a los perros? ¿Quién se ha acercado a ofrecerle su amistad?¿Le han ayudado a mantener a esos animalitos? Seguramente muy pocos, sin atreverme a decir que ninguno. Nadie sabe que pasado hay atras de esa persona, ni de los perros. Deberiamos detenernos un poco y pensar ¿Qué la ha orillado a ser como es? y ¿por qué no?, tomarla como un ejemplo... es una persona que posiblemente se encuentra cómoda dentro de ese mundo lleno de ladridos y pelos, es una persona que no depende de la hipocrecía para vivir dentro de su mundo feliz.

La historia ha sido testigo de hombres que han muerto con la etiqueta de locos por actuar o pensar distinto al "común denominador" y que más tarde la misma sociedad que los menosprecio los ha catalogado como genios, artistas o grandes pensadores. Ojalá y este mundo estuviera plagado de esos locos, les aseguro que habría menos problemas

Ojalá y todos pudiéramos respetar y olvidarnos de esa maldita frase:¡Qué dirán...! y ser como queramos ser, sin darle gusto a nadie siempre y cuando no se afecte al de un lado. Hay que dejar de ver la forma y poner mayor atención al fondo y cuando nos muestren la luna no veamos el dedo que nos la señala...



P.D. mi perro favorito es el perro lampara... "Chimino" (luego les consigo la foto y sabrán porque...)

jueves, 18 de marzo de 2010

Las batallas...

El día de hoy fué un día un tanto complicado y pesado pero en uno de esos pequeños minutos de paz escuche una canción que siempre me ha gustado y que aproveche para escuchar en repetidas ocasiones aunqué no la comprendiera en su totalidad. Investigando me enteré que estaba inspirada en la obra "Las batallas en el desierto" de José Emilio Pacheco, la cual conseguí y después de leerla rescato dos cosas:

Primero... México no ha cambiado...la obra se ubica en los años cuarenta, en el cual el autor describe las costumbres, formas y estilos de vida, lo que sucede en la política durante esos años, el como la doble moral se imponía sobre los pensamientos, inclusive, pensamientos inocentes de un niño.

Hoy tristemente me encuentro con una sociedad que jala para rumbos distintos y que si no estas deacuerdo con la forma de pensar del de enfrente te tacha de loco, en el mejor de los casos, si no es que hasta un insulto te llevas. Una sociedad que poco construye y que se ha olvidado de dialogar y se preocupa más por tirar al de enfrente que considera su rival.

Un mundo lleno de etiquetas, donde todo mundo se siente un ser superior al prójimo y de acuerdo a la etiqueta que porte es el trato que merece.

Hace unos minutos leía como un díputado agredía a una persona del pueblo que le exigía rendir cuentas, de ese pueblo del que sale su salario (bien o mal ganado), quisiera ver que sucede cuando llegue y le grite de esa manera a mi jefe...seguramente en ese momento me enrolaría a las filas del ejercito de desempleados, lamentablemente con esta persona es muy difícil que suceda cuando se encuentra escudado en el amparo que le da ser parte de la sociedad política.

Una iglesia arcaica, manipuladora y que no usa la razón para orientar hacía el bien, poseedores de la verdad absoluta y la cual si uno no comparte es condenado a ser etiquetado con el pecado. Y así me puedo seguir con una infinidad de ejemplos que refleja lo poco que ha crecido esta sociedad y ni que hablar del país donde sólo han cambiado los modelos y las formas pero que en escencía se sigue manejando de forma similar.

Y segundo pero no por ello menos importante, al contrario, creo que con un par de líneas basta para opacar al primero... como todo, hay un contrapeso, el bien y el mal , blanco y negro, agua y aceite... este libro enfrenta la inocencia de un niño contra el monstruo enfermo de la sociedad, donde Carlitos se desenvuelve y sin importarle "El que dirán" expresa uno de los más grandes sentimientos del que es capaz el ser humano: AMAR. Un niño que con valentía, valentía que a muchos mayores nos falta, grita el amor que siente por Mariana pagando un precio muy caro por tal "delito" pero que muy a pesar de la condena y por alto que esté el cielo en el mundo, por hondo que sea el mar profundo, no habrá una barrera en el mundo que su amor profundo no rompa por ella.

Creo que debemos analizar ¿Qué somos en este momento como personas y sociedad? y de vez en cuando tomar los consejos y ejemplos de los niños.

Si tienen curiosidad por la canción... aquí se las dejo.